domingo, 17 de junio de 2012

Jaen X Terra. Un sorprendente recorrido trailero.


“La capital del Santo Reino” se  presenta como uno de los lugares privilegiados donde podemos compaginar la visita convencional a la ciudad, con una aventura desde sus propias paredes a la maravillosa sierra que se empina hacia el poniente.


La salida es una larga y fuerte subida donde contenemos las fuerzas sabiendo que quedan treinta y largos kilómetros de senderos y caminos desconocidos (al menos para mí).


Tras pasar los primeros siete miles de  sube y baja con caminos, veredas y algunos cortafuegos donde la uñas de los pies se vuelven retráctiles como las de los gatos. Empieza lo bueno.
Aquí empieza una subida de 7 km con 1000m de desnivel positivo (un km vertical en toda regla) donde quiso la organización que se cumpliera el dicho jienense: “Que revienten como el lagarto de la Malena”.



Ya nos advertía Paco Fdez (amigo e hijo de la tierra) que la subida a Jabalcuz (1614m) era delicada. Cuando nos aproximábamos por la mañana a Jaén el pico se ocultaba tras las nubes esquivando a los curiosos. “El que quiera conocerme que venta hasta aquí”.
Pensaba afrontarlo igual que mi Maroma (2065m) desde el Robledar, porque la longitud y el desnivel son similares. Pero no hay dos montañas iguales.
A todos nos sorprendió la forma de sudar. Creo que más debido a la humedad que a la temperatura. Eso, sumado a las largas bajadas, pasaría factura a nivel muscular.
Cuando estábamos en plena ascensión, el monstruo, se descubrió ante nosotros y nos permitió disfrutar de las vistas que custodia este magnífico gigante.



En la subida merece la pena mirar a diestro y siniestro, porque la cima es efímera.
Todavía queda más de una media maratón. El descenso se alargaba durante 9 km. Curioso contraste donde no quiero cebarme pero se presta a soltar las piernas, sobre todo por la “Vereda de los Pinchos”. Un sendero aéreo en zigzag  rebosante de verdor y magnífica soledad.
Desde la mitad de la  bajada en adelante, hice el recorrido casi en solitario. Era como descubrir estos maravillosos entornos en una de mis salidas traileras.
Los buenos se habían ido y me quedé en terreno de nadie. ¡Qué maravilla!.
A veces pensaba si me habría equivocado y que estaba haciendo el camino inicial de vuelta, pero siempre aparecía un nutrido y caluroso avituallamiento.
En la primera bajada larga me resentí de mi maldito tobillo izquierdo, aunque lo llevaba vendado. El dolor se agravaría hasta el final.


Luego, el tedioso ascenso al Puerto del Aire. Continuaba sólo, disfrutando del campo, haciendo mi carrera. El ritmo controlado y el pie jodido, pero podía continuar.
De vez en cuando alcanzaba algún senderista, corredores perjudicados… pero en solitario, sin compañero ni rival.
Al llegar a la última bajada noté unos calambres en los cuádriceps. No había nadie ni delante ni detrás. Me paro a estirar porque se vuelven cada vez más dolorosos. Veo que se acerca otro corredor y arranco a correr endemoniado sin saber que sólo quedan 400 m para meta.


¡Qué detalle, el barril de Cruzcampo  detrás del arco de meta!.

¡Qué carrera más bonita, me ha encantado!.

Con Noelia, campeona femenina de hoy y muchos más.

Saludos traileros. Jes. 
Corredor Sin Dorsal. Disfruta tus contradicciones.

4 comentarios:

  1. que arte tienes para contar las cronicas niño!!!!

    Paco fdez.

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  2. Mira que yo vi en persona la carrera, pero lo cuentas mejor de lo que yo recuerdo.

    Como dice Paco, hay que tener arte para contar las cosas así de bién.

    Rubén Aragón

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  3. SE NOTA QUE TIENES EXPERIENCIA CON LA PLUMA. UN ABRAZO

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  4. No, si al final me lo voy a creer.
    Gracias traileras. Jes.

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